domingo, 18 de noviembre de 2012

Insomnio e ignorancia


Por Sebastián Manassero

Un joven con mirada cansada le devuelve una sonrisa a Omar, desde el espejo. Un día particularmente agitado en la ciudad de Panamá está llegando a su fin. Tradicionalmente, cada 4 de noviembre se realizan desfiles en todo el país, en conmemoración de un nuevo aniversario de vida republicana. Desde una ventana a la izquierda de la habitación del joven, todavía se escuchan algunas voces y risas. Ya acostado, Omar repasa mentalmente los sucesos del día. Piensa en la multitud de banderas, en la prolijidad de los desfiles, en las bandas que musicalizaron las calles y en el color de las prendas de los integrantes de dichas agrupaciones. Recuerda los rostros de los representantes de la iglesia que participaron de los actos y de los jefes del gobierno. “Dejo un mensaje muy simple: de paz, de reconciliación, de charla entre las partes. Creo que eso es lo más importante. Los panameños debemos actuar con civismo y con dignidad. Tenemos que querer a nuestro país, a nuestra bandera y todo lo que ésta representa”, fueron las palabras del presidente Ricardo Martinelli, si la memoria del joven no lo engaña.



Cargado aún de sensaciones, Omar sabe que va a tener algo de dificultad para dormirse. Sin embargo, acomoda su cabeza en la almohada y cierra los ojos por primera vez en esa noche.

***

Daniel abre los ojos una vez más y maldice, más para sí mismo que para interrumpir el silencio de su habitación en penumbras. Deja divagar a su mente un par de minutos, de esos que el insomnio vuelve eternos, y se decide por levantarse. Es lunes y tiene que dormirse de una vez por todas para no ir a trabajar al diario somnoliento. Se acerca a la televisión y la enciende, con la esperanza de recuperar el sopor.

El periodista hace zapping un rato, pero interrumpe para encenderse un cigarrillo. Desde los parlantes del aparato, diversas personas hablan sobre el rol de los medios de comunicación. El periodista sube el volumen y escucha atento, mientras el humo va impregnando la habitación.

“El rol de los medios de comunicación en la sociedad es la construcción de la realidad. Nosotros no tenemos contacto con ésta. Tenemos un contacto limitado con lo que nos rodea (el barrio, el trabajo, etcétera), pero el resto de la realidad del universo se nos configura a través de la comunicación. Si se nos priva de ésta, directamente no conocemos el mundo”, explica el Dr. Eugenio Raúl Zaffaron, Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.



Daniel completa mentalmente: “Aun así, hay muchos aspectos de la realidad de los que no sabemos nada, porque los medios no los toman en su agenda”. Y continúa pensando en esto, mientras, soplando lentamente, pinta con humo la atmósfera de su habitación, levemente impregnada por los ruidos de la noche santafesina.

***

El recuerdo del humo negro de las llantas quemándose y del humo blanco que sale de los cañones de las armas de la policía pasa por la mente de Omar, que vio los hechos que sacudieron a todo Panamá en televisión. A partir de una ley que permitía la venta de tierras en la zona libre de Colón, se generaron numerosas protestas y disturbios fuertemente reprimidos por la policía. Hubo numerosos heridos e incluso fueron asesinados un niño de 9 años, un hombre y una mujer,  los tres víctimas de balas perdidas.   



Omar cambia de posición por décima vez en la última hora. Se tapa los oídos con la almohada mientras revive los momentos de tensión, cuando todavía no sabía si su hermano, que desde hace un año trabaja en Colón, estaba bien. “Afortunadamente —piensa—, ahora las protestas continúan de forma pacífica y la polémica ley está a punto de ser derogada”, o al menos eso fue lo que leyó en un diario.

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Daniel vuelve a la habitación con una pila de diarios —de los que aún no se deshizo— y la suelta bruscamente en el piso. Se sienta junto a ellos y comienza a separarlos. Se trata de los ejemplares de Clarín, Página 12 y El Litoral de esa semana. Una vez organizado todo, el periodista se enciende otro cigarrillo y mientras se rasca su cabeza canosa, piensa unos instantes: “A ver, un país que difícilmente esté en la agenda de estos diarios: Venezuela, no; Uruguay y Brasil deben aparecer; Colombia, capaz que también; ¿qué tal Panamá?”. A continuación recorre rápidamente las páginas de cada periódico, leyendo volantas y títulos, en búsqueda de una presencia de ese país. Tal como esperaba, no encuentra nada, ninguna noticia. Se enciende un último cigarrillo.

“¿Qué estará pasando en Panamá?”, se pregunta, convencido de que no tiene idea alguna de la realidad de ese país y horrorizado de que lo único que le viene a la cabeza son playas y balnearios en los que nunca estuvo. “¡No puede ser!” Se acerca al televisor y comienza una recorrida por los canales de noticias pero se detiene abruptamente al ver la hora en uno de ellos. “¡Viejo desquiciado! Te quedan 4 horas para dormir, nada más”, piensa. Entonces termina de fumar, apaga todo y se vuelve a la cama. Pero su cabeza sigue trabajando a mil revoluciones.

Los minutos parecen horas y entre divagaciones, Daniel recuerda una charla con una colega del ámbito de la comunicación. Fue la Licenciada en Comunicación Social Karina Arach quien le dijo, hace algún tiempo, que “cada vez que se piensa en medios de comunicación se considera sólo a los medios masivos. Éstos responden a los intereses de las clases dominantes, porque sale mucha plata tener un medio de comunicación”. Y también: “Hay que pensar a los medios de comunicación atravesados por ideología”.





“Los intereses de los medios lógicamente determinan sus agendas, las noticias que publican”, reflexiona Daniel. “Pero ¿qué pasa con lo que no se muestra, lo que no tiene interés para los medios?”. Inmediatamente vuelve a recordar las palabras de la Licenciada: “En las cosas que no se muestran es donde juegan un rol importante los medios comunitarios, porque éstos apuestan al revés: no exhiben lo que vende, sino que tratan de construir con lo que le sirve a las personas, con lo que éstas necesitan. Y eso es mucho más genuino, porque refuerza identidades colectivas”. “Podría gestar un nuevo medio bajo esta última consigna, ahí los problemas de los países latinoamericanos tendrían un lugar. Sí, podría empezar mañana…”, divaga el periodista.

Ya con el sol a punto de salir, Daniel se sumerge en un mundo se sueños pronto a ser interrumpido por la alarma del despertador.




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Mucho más al norte del continente, Omar duerme plácidamente, ignorando lo invisible de su realidad cotidiana para los ojos del grueso de los argentinos.  

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