sábado, 22 de septiembre de 2012

Un territorio en disputa



Había una vez un país al que un vecino del norte vino a arrebatarle sus recursos.

La historia en cuestión es la de cualquier país en Latinoamérica y Centroamérica que haya tenido algo de valor para EEUU, ya sea recursos o, como en el caso de Panamá, un territorio estratégico. Y estratégico sería lógicamente el Istmo de Panamá.

Un istmo es una franja estrecha de tierra que une, a través del mar, dos áreas mayores de tierra, en general con orillas en ambos lados. El Istmo de Panamá tomó su valor principalmente a partir de la posibilidad de la creación de lo que hoy se conoce como el Canal de Panamá. El Canal empezó a construirse mediante inversiones de EEUU y fue finalizado en 1921. Dichas inversiones le garantizaron al gigante del norte el control total de esta ruta estratégica que permitía pasar por vía marítima del Océano Atlántico al Pacífico y viceversa, de forma corta y relativamente barata.




Mediante la colocación de un enclave colonial en territorio panameño, EEUU se adueñó de todos lo beneficios económicos del Canal, agrediendo la libertad y la soberanía de los ciudadanos de Panamá.


El enclave colonial estaba resguardado del ingreso de los panameños. Cercos con alambres de púas y oficiales armados se encargaban de evitar la circulación de quien no tuviese un permiso para permanecer en el área; y de revisar y someter a interrogatorio a quien caminara cerca de los límites establecidos. 

EEUU ejerció una total soberanía en los alrededores del Canal: estableció entonces sus propias instituciones e impuso su cultura. En este contexto, la bandera de dos estrellas fue reemplazada por la de 50, en cada establecimiento público; los carteles de las calles y los comercios pasaron a estar en inglés; las escuelas del Canal comenzaron a enseñar también en ese idioma y se centraron en la historia norteamericana; los alumnos de descendencia estadounidense aprendían que el Canal le pertenecía al país del norte y que ellos debían garantizar que esto siguiera así.  



En 1977 se firmaron los tratados Torrijo-Carter, mediante los cuales Panamá fue recuperando progresivamente autonomía y control sobre el Canal. Pero en 1989, EEUU invadió la zona. Alrededor de 30 mil soldados norteamericanos avanzaron –causando numerosas bajas civiles y expulsando a los panameños de los alrededores del Canal– y le devolvieron a su país la hegemonía.

Recién en 1999, mediante un arduo trabajo diplomático, el control del Canal de Panamá pudo estar en manos de sus legítimos y locales dueños, quienes festejaron en grande, con movilizaciones, cánticos, banderas,  y caras pintadas de azul, rojo y blanco. 






Actualmente, el Canal representa una gran entrada de ingresos para Panamá. En 10 años de administración panameña, la Autoridad del Canal le entregó al Estado dos veces y media la suma de dinero que le entrego EEUU en los 85 años de control del Canal. 


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